Red Bull Fighting
Hace poco estuve en España, precisamente en Sevilla, una ciudad andaluza muy tradicional, y como quería conocer la cultura del lugar, me dedique a perderme en antros de flamenco, ambientes sórdidos llenos de gente que pasó la delgada línea que separa la vagancia de la perdición. Y también comer como si fuese la última semana de vida que me quedaba. Use la tradición de excusa para pasarme con la bebida repetidamente y el calor como justificación de cervezas a cualquier hora. En tren de absorber la esencia de Sevilla, no podía dejar de ir una corrida de toros. Así que compre la entrada, un par de cervezas y entre a la plaza de toros.
Al lado mío había 2 chicas austriacas, una linda, la otra más fea que tropezar descalzo. Me puse a hablar con ellas, la charla estaba interesante hasta empezaron a hacerle hinchada al toro. No es la primera vez que me cruzo con una mujer que tiene esta actitud, prefieren ver morir un cristiano que algún animalejo. Cada vez que la bestia le hacia mal al torero festejaban y se reían, a lo cual les pregunte porque hinchaban por el toro y me contestaron que porque les daba lastima ver morir el animal. Entonces le pregunte, porque carajo habían ido a una corrida de toros si les daba lastima ver morir animales, a lo cual me respondieron una sarta de estupideces relacionadas con el hecho de ver un espectáculo distinto etc etc. Acto seguido el torero mato el toro con la espada, le corto una oreja y la tiro al publico, no pude evitar tener un poco de lastima por el animal, pero fue mayor el regocijo que sentí al ver la cara de las austriacas descompuestas ante la escena. Les pregunte porque si tanto les impresionaba tanto lo que veían, porque no se iban, me respondieron que no se iban porque habían pagado la entrada y la querían amortizar, claro la lastima se acaba en cuanto les toca la billetera.
Pasaron los toros, algunos realmente lastimaron a los toreros, con lo cual las austriacas tuvieron su pequeño berrinche, en eso me puse a pensar que bueno seria que el publico pudiese ir armado a las corridas de toros, para aniquilar al animal a tiros en caso de que al torero se le complique, me imagine disparando contra el toro con una mágnum .357 cromada ante la cara horrorizada de las austriacas, volarle la tapa de los sesos con un marlboro en la boca, riendo a carcajadas mientras le vacío el tambor del revolver en el lomo.
Volví a la realidad, pensé un poco, todo vacuno que nace, salvo las vacas lecheras, nacen y van a parar al matadero, mueren casi siempre de un martillazo en la cabeza, entonces, la verdad que prefiero que el animal muera con gloria, a estas austriacas les daba lastima, pero yo si fuese toro prefiero morir en la plaza de toros, tener aunque sea una chance de matar al torero, antes que morir de un mazazo en la nuca.
Que esperaban, que se declare un empate y el torero le ofrezca un ramo de rosas al toro? Que en vez de clavarle la espada lo acaricie como quien ofrece unos mimos a un cachorro? Que la espada sea de goma? Que le digan al animal que era una joda para Tinelli? Seguro que si el toro hubiese tenido monedas de oro en la panza no dudarian en abrirle las entrañas a machetazos.
Pero ellas, prefieren quedar como unas imbeciles en medio de una plaza de toros, haciendo hinchada al animal, gastando lagrimas de cocodrilo al ver la muerte del toro, cuando seguramente, si los toros tuviesen buen pelaje, usarían tapados de toro y no les daría lastima. Di por sentado que después de la corrida, se iban a sentar en un bar a pedir un bife, que le costo un mazazo en la cabeza a una vaca, pero eso no les va a dar lastima. Despues se volvieron a quejar de la injusticia que existe en la lucha entre el matador y la bestia, cuando la única injusticia ese día fue tener que sentarme al lado de estas dos enfermas mentales, que a pesar de tener lastima por los animales compran una entrada para el espectáculo más sanguinario de España, donde se ha visto gente tan oligofrenica por Dios. Es como que yo, que odio el cine nacional, me vaya a meter en un cine a ver uno de esos culebrones argentinos insoportables, no lo hago. Pero estas austriacas sin embargo no solo no disfrutaron la corrida de toros, sino que me arruinaron el día a mí, maldije el momento que me senté al lado de ellas, termine la cerveza y me fui de la plaza de toros tragando amargo.